miércoles, 28 de octubre de 2015

Ruidos nocturnos y otras peculiaridades de los recién nacidos

La llegada de un recién nacido es un acontecimiento extraordinario para toda la familia. Sin duda para los padres es uno de los hechos vitales más emocionantes que van a tener en sus vidas. 

Sin embargo es también una época muy cansada, que a veces rompe radicalmente con la vida llevada hasta el momento. El cansancio intenso choca con el estado de hiperalerta en el que sin embargo suelen estar las madres. Es curioso cómo algunas que hemos dormido como troncos la mayor parte de nuestras vidas, luego somos capaces de detectar el mínimo sonido o movimiento que hace el bebé, a pesar de estar rendidas y estar funcionando diariamente con muy pocas horas de sueño en la cuenta de resultados.

Muchas familias se hacen con intercomunicadores de última generación sin saber que por lo menos por la noche, poco los van a necesitar en realidad más que para tener sentimiento de seguridad.



Yo recuerdo despertarme con frecuencia al menor ruido. De hecho todavía me pasa cuando alguna de mis hijas (como me ha pasado esta noche pasada, en que la pequeña estaba con fiebre) se mueve más de lo normal o habla por la noche, como si un sexto sentido se activara a pesar de que haya distancia física.

Como os decía por la noche me pasaba -y me consta que le pasa a muchos padres recientes- que me despertaba a la mínima. Uno de los ruidos que me hacían despertar es un ruido muy peculiar que hacen los bebés al dormir, especialmente las primeras semanas de vida. Es como un gorjeo, un ronroneo, a mí me recuerda a escuchar gatitos. El otro día una familia me hizo reír diciendo que más que un gatito su bebé "parecía un caballo", de la intensidad que tenía el ruido. Ronroneos, balbuceos, pequeños suspiros, son habituales y normales en el recién nacido y el lactante pequeño y no deben alarmarnos. No significa que exista ningún tipo de problema al respirar (aunque es cierto que si por causalidad tiene mocos, el "concierto" va a ser bastante más sonoro).


En lo referente a la respiración, también existe un fenómeno peculiar que es la respiración periódica. El prematuro la hace con mucha frecuencia y los recién nacidos a término, a veces durante el sueño. El bebé realiza una pausa respiratoria cortita, que no suele durar más de 5 segundos y después está otros 10 ó 15 segundos respirando muy rápido. No suele significar tampoco patología aunque en el momento de la "pausa" más de uno se lleva un susto.

Dentro del grupo de los reflejos, los recién nacidos tienden a estornudar bastante. ¡No significa que estén resfriados! También son muy reactivos a cualquier ruido o cambio de posición, e incluso sin causa aparente, hacen movimientos espasmódicos con los brazos y las piernas como si se asustaran y dieran un pequeño bote.


Y no nos olvidemos del hipo. Casi diario en muchos casos. Por incoordinación transitoria del diafragma, que es un gran músculo que participa en los movimientos respiratorios y que separa la cavidad torácica del abdomen, que es tan prominente en los bebés.


Por último y mucho más "agradable" para todos, los bebés son capaces de imitar alguno de nuestros gestos. Ponlo cerca de tu cara y sácale poco a poco la lengua o abre la boca muy grande. Verás como es capaz de hacer lo mismo que tú como si se estuviera mirando en un espejo. También es simpática la mueca o sonrisa social, a veces porque te empieza a conocer y en otras ocasiones simplemente como reflejo o muestra de placer.... (muy típico cuando acaba de comer y se queda medio en éxtasis...).


Casi todos estos fenómenos, normales y habituales, van desapareciendo progresivamente y no deberían ser motivo de alarma, más bien signo de buena salud y normalidad en el bebé.




Fuente: Diario de una mamá pediatra.



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