viernes, 9 de octubre de 2015

Jugando a la hora del baño

Columna por:
Carolina Gaete 
Psicóloga Equipo Fonoinfancia, Fundación Integra


Resulta fácil reconocer a la guagua como un ser sensible cuando se enfrenta a la hora del baño: la piel desnuda que reacciona ante la temperatura del ambiente, el cuerpo que se agita sintiéndose liberado de la ropa, el rostro que gesticula al contacto del líquido con el que toma contacto, la mirada que busca aspectos ya reconocidos para tener la suficiente seguridad que permita explorar en este ambiente distinto, etc. Si el baño es una actividad agradable, la guagua ríe en voz alta, emite gorjeos y arrullos, repite sonidos y gesticula, frunce el entrecejo o mueve los labios.

En este contexto, distintas personas significativas de la familia pueden intervenir acompañando al niño o niña en su aventura acuosa. Además de irle diciendo al niño o niña lo que le ocurre o cómo se está sintiendo, pueden masajear con suavidad partes de su cuerpo mientras las va nombrando. También pueden alentar con palabras, miradas y gestos que la guagua patalee en el agua o simule caminar en ésta.


Estas experiencias de encuentro con el propio cuerpo, encuentro mediado por otro significativo – requieren hacerse con la tranquilidad necesaria, con el tiempo suficiente y siempre alimentado por la palabra y la mirada que propicien el reconocimiento del niño y la niña como un sujeto, como un ser con necesidades y deseos propios.

¿Se puede hacer esto? Veamos algunas ideas de juegos a la hora del baño que se hallan en la misma línea que hemos revisado. Lo bueno de estos juegos es que, como verán, no son difíciles de hacer y no resultan caros (no necesitamos en este aspecto ni en muchísimos otros, recurrir a sofisticados artículos que el mercado nos quiere hacer comprar):

El baño de espuma (para los 3 primeros meses).


Sólo necesita, además del agua, un jabón líquido infantil. Agite el agua para que surja la espuma. Sujete bien la guagua dándole seguridad. Siéntele para que pueda chapotear y jugar con la espuma. Mientras le lava le puede cantar, nombrar las partes de su cuerpo, aludir a la espuma que se ha formado, etc.

Baño de lluvia (de 3 a 6 meses).


Necesitará una botella plástica que previamente haya agujereado. Llene la botella con agua de la bañera. Levante la botella para que el niño o niña vea cómo sale el agua por los agujeros. Suavemente ponga la botella sobre su cuerpo para que le haga cosquillas. Si es más grande y el juego le gusta puede poner la botella sobre su cabeza para darle un baño de lluvia.

Paseo acuático (de 3 a 6 meses).


Llene la bañera con agua tibia. Meta al niño o niña despacio en el agua. Permita que vaya reconociendo sensaciones al contacto con el agua. Cuando esté preparado para el paseo acuático agárrele por el abdomen con las dos manos y muévale por la superficie del agua con la cabeza por encima. Puede imitar el ruido de un motor mientras lo desplaza. Recuerde que debe descansar entre un paseo y otro y estar atento a  sus reacciones o muestras de incomodidad, ciertamente no forzar.

Palacio de hielo (de 6 a 9 meses).


La idea es congelar agua en distintos recipientes. Para tal efecto sirven cubeteras, globos pequeños, cajas de leche individual, etc. Ponga agua a congelar con algún colorante, por ejemplo el de la jalea puede servir. Una vez llegado el momento de bañarse ponga los cubitos de colores en la bañera y deje que el niño o niña los tome o simplemente vean cómo flotan. Quite el plástico de los globos congelados o rompa los envases de cajitas de leche para tener bloques de hielo de distintas formas. Puede poner objetos de plástico sobre estos bloques de hielo. Mientras dure la experiencia no deje de preguntarle qué siente y de interpretar lo que está sintiendo.

Flota o se hunde (de 6 a 9 meses).

Necesitará objetos que floten tales como jabón, juguetes de plástico, lápices, botellas vacías, esponjas etc. Y objetos que se hundan como piedras, cucharas, cascabeles, un llavero, etc. Una vez que la guagua ha entrado en la bañera meta un objeto que flota y háblele al respecto. Al cabo de un rato ponga un objeto que se hunda y diga “mira cómo se hunde”. Vaya alternando los objetos para que no pierda el interés y deje que la misma guagua los eche en el agua.

Esponjas (de 9 a 12 meses).

Necesitará esponjas de distintos colores y tijeras. Recorte las esponjas con formas sencillas. Llene la bañera y meta la guagua al agua. Eche las esponjas al agua y deje que las examine. Al cabo de un rato tome una esponja y apriétela contra la pared de la bañera. Cuando escurra el agua se quedará pegada como por arte de magia. Adhiera más esponjas para que las vaya despegando. Hable, por ejemplo, de la forma de las esponjas mientras juega con ellas.

Arte corporal (de 12 a 18 meses).

A medida que crece el niño o niña se interesa más en su cuerpo. Pasado el año de vida podrá disfrutar este juego. Se necesita pintura corporal sin sustancias tóxicas de diferentes colores. Llene la bañera con agua tibia e introduzca al niño o niña. Coloque un poco de pintura en sus brazos. Extienda el color con los dedos y anímelo para que imite esto. Aplique otros colores en las manos, las piernas, los pies, el cuello, los hombros, deje que se extienda la pintura y luego quítesela para jugar de nuevo.

Cualquiera sea el juego a explorar, nunca deje solo al niño o niña en la bañera o tina, aun cuando se encuentre en una silla o plataforma.


Todas estas experiencias lúdicas han sido tomadas del libro “Tu bebé juega y aprende” de Penny Warner. Son, ciertamente, un ejemplo, no una receta o un modelo único.Usted puede encontrar también un juego propio que será perfecto. Lo importante es recordar que cuando hace esto está haciendo algo mucho más profundo que asear o distraer a un niño o niña. Está dándole un lugar para que se reconozca como sujeto. Todo a través de este baño de palabras y miradas.


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