jueves, 15 de octubre de 2015

Durmiendo con nuestros niños, el "colecho".

Les compartimos un interesante articulo sobre el "Colecho" desde el Blog de la Doctora mamá.

El Colecho, traducción latinizada de la palabra en inglés Co-sleeping, consiste en dormir con nuestros hijos en la misma cama, pudiendo ser desde que nacen hasta que el niño decide que quiere dormir solo en su propia cama. Es una opción muy personal de cada familia, que tiene sus ventajas y no está libre de condiciones.

Es algo que defienden (defendemos) los padres pro “Crianza con Apego”. Es una práctica ancestral, practicada por toda la especie animal. Todas las crías duermen junto a su madre por instinto, para tener siempre a la mano el pecho para mamar, para refugiarse del frío o del peligro. ¿Por qué privar de eso al bebé humano? Pues bien, esto de separar al bebé en otra cama u otra habitación es una práctica completamente occidental.


En mi familia practicamos el colecho y cuando se lo he contado a otros familiares, amigos o pacientes, he recibido diversos tipos de comentarios: algunos te miran con cara de: “¿Pero cómo se les ocurre? ¡Qué peligroso!, ¿Cómo van a meter al niño en su cama?”. Otros que lo hacen y temen decirlo por vergüenza o por si van a ser criticados, quedan muy sorprendidos. Y otros que te dicen “orgullosos” que ellos hacen colecho, como si pertenecieran a una especie de tribu “antisistema”.

Partimos practicándolo con un poco de temor, pero buscando estudios y publicaciones relacionadas con "Co-sleeping and SIAD" (traducido al español como "colecho y Síndrome de Muerte Súbita del Lactante") es que finalmente nos convencimos de que los beneficios eran superiores a los riesgos. Y el sólo hecho de ver a mi bebé solito en su cuna, con el frío entumecedor que hace ahora en invierno, es que me llevó el instinto a querer acostarlo en nuestra cama para abrigarlo y cobijarlo con amor de mamá. Si a los adultos nos gusta dormir acompañados, supongo que a los bebés también les debe gustar. Y en base a eso, a todos les digo lo mismo: es algo natural e instintivo, pero simplemente es una opción, y como todo en temas de crianza, no existe una pauta o regla obligatoria a seguir. Si durmiendo juntos, descansan los padres y lo hace el niño, estupendo. Si no es así, entonces hay que buscar la opción de cómo descansar todos bien, durmiendo el bebé en su cuna.

Uno de los principales temores de los padres a la hora de decidir si practicar o no el colecho es su relación con la muerte súbita del lactante. En cuanto a eso, no hay estudios concluyentes al respecto. Algunos estudios dicen que si los padres tienen un claro sobrepeso no es recomendable hacer colecho y que no es aconsejable el colecho si alguno de los padres es fumador. Pero en este caso el consejo no es que no hagan colecho, sino que dejen de fumar. 
Se recomienda que para evitar la muerte súbita del lactante, se use un colchón firme (que no se hunda con facilidad) y no usar almohadas, frazadas pesadas ni demasiada ropa de cama. Esto por dos motivos: por el riesgo de asfixia por sofocación y porque algunos estudios revelan que los bebés regulan su temperatura corporal mediante la región abdominal (motivo por lo que tampoco es recomendable que los bebés duerman boca abajo) y al tenerla abrigada en exceso, esta regulación se vería afectada.

Como les decía anteriormente, esto de que el niño duerma solo es una costumbre occidental. En Oriente donde es una práctica muy común, los índices de muerte súbita son casi nulos. Es más, por ejemplo en China, en las revistas dedicadas a la investigación médica no hay un nombre para traducir “Síndrome de Muerte Súbita del Lactante”.

En cuanto a los beneficios, hay descritos muchos, entre ellos podemos mencionar que favorece la lactancia materna ya que la madre y el hijo, al estar juntos, pueden acceder a ella más rápido y fácilmente durante la noche. Si bien puede que el niño despierte más veces a mamar, las mamadas son más cortas y ambos pueden conciliar el sueño rápidamente. Para algunos padres, el sueño es más reponedor, ya que se levantan menos veces en la noche a verificar si el bebé se encuentra bien.

Ahora bien, el colecho implica también cierto grado de compromiso de nosotros como padres hacia el niño. Ellos se adaptan con facilidad a los cambios en general, pero a veces, en cosas que afectan al sueño, alimentación o afecto es más difícil. En cuanto al sueño, como en cualquier ámbito, es responsabilidad de los padres hacer las elecciones pensando a largo plazo. No tenemos derecho a someter a los niños a nuestro continuo cambio de humor. Si elegimos el colecho, sobretodo si decidimos mantenerlo más alla de los 6 meses, tenemos que plantearnos que estamos adquiriendo un compromiso al que debemos responder todas las noches. Si unas noches permitimos al niño que duerma con nosotros y otras no, el niño no lo va a entender, y van a aparecer los problemas.
Para tomar esta decisión, deben tener en cuenta varias cosas:
  1. Si los padres no descansan bien con su hijo en la cama, a la larga el agotamiento pasa la cuenta. Una cuenta que también paga el niño al convivir con unos padres agotados y de mal humor. Si duermen bien con él, esto no es un problema. Pero no hagan del colecho un “sacrificio” metíendolo en la cama. Cuando ese es el planteamiento, el sacrificio acaba afectando siempre al niño.
  1. Evidentemente tener un niño en la cama limita la capacidad de tener relaciones de pareja. Pero como dicen algunos defensores del colecho: “¿Dónde está escrito que sólo se pueda hacer el amor de noche y en la cama?”. Aún así, es algo a tener en cuenta y que sea consensuado por los dos miembros de la pareja, para evitar que luego sea una fuente de conflicto.
  1. Si no están dispuestos a mantener esa situación hasta que el niño decida dormir solo por sí mismo, al final van a tener que "enseñarle a dormir sólo“. Y es más fácil y menos traumático para el niño cuanto antes se haga. Lo importante es que el niño siga durmiendo con los padres hasta que él lo decida.

Como lo dije al comienzo del artículo, en temas de crianza no hay nada escrito. La opción es personal y debe ser tomada, sea cual sea la elección, con responsabilidad. A modo de opinión personal, yo lo considero una práctica muy linda y la seguiré practicando hasta que mi hijo de dos meses lo permita. Mi hija mayor de 5 años hace bastante tiempo que lo dejó, pero de vez en cuando nos pide dormir juntos para “recordar viejos tiempos”.





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